VI. ENSEÑAR LA COMPRENSIÓN
La comunicación triunfa en nuestro planeta y sin embargo, la incomprensión sigue siendo general ya que ninguna técnica de comunicación aporta por sí misma la comprensión. En este sentido, educar para comprender cualquier disciplina es distinto a educar para la comprensión humana y la educación del futuro debería perseguir enseñar la comprensión entre las personas como condición y garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad. El problema de la compresión está doblemente polarizado, ya que por un lado se encuentra el polo planetario (compresión entre humanos) y, por otro, el polo individual (relaciones particulares entre familiares cada vez más amenazadas por la incomprensión).
LAS DOS COMPRENSIONES
Existen dos tipos de comprensiones:
- La comprensión intelectual y objetiva, que pasa por la inteligibilidad, donde la explicación es necesaria.
- La compresión humana intersubjetiva, que sobrepasa la explicación, donde comprender incluye necesariamente un proceso de empatía, de identificación y de proyección y necesita de apertura, simpatía y generosidad.
UNA EDUCACIÓN PARA LOS OBSTÁCULOS A LA COMPRENSIÓN
La compresión del sentido de las palabras de otras personas, de su visión del mundo, está siempre amenazada por diferentes flancos y los obstáculos interiores a las dos compresiones mencionadas anteriormente son enormes:
- Hay “ruido” que parasita la transmisión de información, crea malentendidos y no-entendimientos.
- Hay polisemia de una noción que se entiende en otro.
- Existe la ignorancia de los ritos y costumbres del otro.
- Hay incomprensión de los valores imperativos expandidos en el seno de otra cultura.
- Existe incomprensión de los imperativos éticos propios de una cultura.
- Se propuse la imposibilidad de comprender las ideas o argumentos de otra visión del mundo.
- Existe la imposibilidad de comprensión de una estructura mental a otra.
Asimismo, reducir el conocimiento de lo complejo al de uno de sus elementos traerá graves consecuencias y habrá incomprensión. La enajenación por una idea, una fe, que da la convicción absoluta de su verdad, anula cualquier posibilidad de comprensión de la otra idea, de la otra fe, de la otra persona.
LA ÉTICA DE LA COMPRENSIÓN
La ética de la comprensión nos pide comprender de manera desinteresada, es decir, nos pide comprender la incomprensión.
Algunos de los aspectos que favorecen la compresión son:
- El “bien pensar”. El modo de pensar que permite aprehender en conjunto lo complejo, es decir, las condiciones del comportamiento humano.
- La introspección. La comprensión de nuestras propias debilidades o faltas es la vía para la comprensión de las de los demás.
Aprender las más grandes lecciones de la vida, la compasión por el sufrimiento de todos los humillados y la verdadera comprensión debería de ser uno de los objetivos de la educación del futuro. En este sentido, la tolerancia y el respeto se erigen como valores fundamentales ya que aceptan la expresión de ideas, convicciones, elecciones contrarias a las nuestras a la vez que supone una convicción, una fe y una elección ética.
En definitiva, podemos concluir que comprender es aprender y re-aprender de manera permanente. La comprensión entre sociedades supone sociedades democráticas (aspecto que se abordará en el séptimo saber necesario), lo que quiere decir que el camino de la comprensión entre culturas, pueblos y naciones pasa por la generalización de las sociedades democráticas abiertas.
Dada la importancia de la educación en la comprensión a todos los niveles educativos y en todas las edades, el desarrollo de la comprensión necesita una reforma planetaria de las mentalidades y, precisamente, esa debería de ser la educación del futuro.
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VII. LA ÉTICA DEL GÉNERO HUMANO
La triada individuo-sociedad-especie no es solamente inseparable sino que son coproductores unos de otros y cada término es a la vez medio y fin de los otros. Toda concepción del género humano significa el desarrollo conjunto de las autonomías individuales, de las participaciones comunitarias y del sentido de pertenencia a la especie humana. En medio de estas relaciones complejas surge la conciencia como emergencia del ser humano.
Desde ahora, debería considerarse una ética humana como una ética de la triada de donde surge nuestra conciencia y nuestro espíritu propiamente humano.
En este sentido, la antropoética supone la decisión consciente y clara:
· De asumir la humana condición individuo-sociedad-especie en la complejidad de nuestra era.
· De lograr la humanidad en nosotros mismos, en nuestra conciencia personal.
· De asumir el destino humano en sus antinomias y su plenitud.
· De asumir la misión antropológica del milenio.
· De trabajar para la humanización de la humanidad,
· De obedecer a la vida y de guiarla.
· De lograr la unidad planetaria en la diversidad.
· De respetar en el otro, tanto la diferencia como la identidad.
· De desarrollar la ética de la solidaridad, la ética de la comprensión y la ética del género humano.
EL BUCLE INDIVIDUO-SOCIEDAD. ENSEÑAR LA DEMOCRACIA
La democracia permite la relación individuo-sociedad donde ambos pueden ayudarse, desarrollarse, regularse y controlarse. La demacración es la regeneración continua de un bucle complejo y retroactivo: los ciudadanos producen la democracia que produce lo ciudadanos.
En este sentido, la democracia:
- Supone y alimenta la diversidad de los intereses así como la diversidad de las ideas.
- Debe incluir el derecho de las minorías de tal modo que al igual que hay que proteger la diversidad de las especies para salvar la biosfera, hay que proteger las ideas, opiniones y diversas fuentes de información para salvar la vida democrática.
- Se alimenta del ideal Libertad-Igualdad-Fraternidad, el cual comporta un conflicto creador entre estos tres términos inseparables.
Pero las democracias se enfrentan al problema de la ignorancia y la ceguera. Los desarrollos disciplinarios de las ciencias no han aportado solamente las ventajas de la división del trabajo; también han aportado la súper especialización, la separación y la parcelación del saber. En tales circunstancias, el ciudadano pierde el derecho al conocimiento porque está desprovisto de cualquier punto de vista global y pertinente. En este contexto, parece necesario que las sociedades democráticas se replanten la propia regeneración de esta democracia que supone la regeneración del civismo, de la solidaridad, de la responsabilidad y de la antropo-ética.
LA HUMANIDAD COMO DESTINO PLANETARIO
En esta revisión de la democracia y de la adquisición de conocimientos globales y complejos, es donde la educación (no sólo la escuela, sino también ámbitos de la educación no formal e incluso informal) debería de jugar un papel prioritario, enseñando a la participación de los individuos y de las sociedad de tal modo que nazca una Humanidad con conciencia común y solidaridad planetaria del género humano y la democracia se convierta así en una verdadera democracia participativa, más allá de la democracia representativa.